Aquí dejo una historia que empecé hace relativamente poco y que continuo cuando puedo. No sé que os parecerá...
Cristina
***
1
-Ven, acércate.
-No.
-Vamos, ven.
-No.
-¿Por qué? ¿De qué tienes miedo?
-No tengo miedo, pero no voy a ir.
-¿Por qué?
-No puedo.
-Claro que sí.
-He dicho que no puedo.
-No, puedes. Pero no quieres venir.
-Es lo mismo.
-Por supuesto que no. Ven.
-Da igual cuanto insistas, nunca me bañaré en la luz.
-Es sólo la luna filtrándose entre las persianas.
-Sigue siendo luz.
-Pero es sólo eso: luz. No te va a hacer daño.
-Eso tú no lo sabes.
-Sí lo sé.
-¿Por qué no vas tú?
-Yo ya estoy.
-No te creo.
-Pues mírame y compruébalo. No puedes saberlo si te niegas a mirarme. No puedes pasarte el resto de su vida agazapado en esa esquina. Vas a tener que salir. Ven ya.
-Tú no eres yo. Tú no eres como yo. Eres sólo un cero a la izquierda, pero yo soy más. Mucho más. Por eso no me acercaré a la luz. La oscuridad es mi hogar y viviré aquí el tiempo que haga falta.
-Sabes que no puedes resistirlo.
-Obsérvame.
-Lo hago, y sólo eres un crío escondido de las riñas de papá. Un cobarde. Nunca encontrarás la oscuridad si te quedas en ella, nunca descubrirás en mundo si no sales de casa.
-No confiaré en ti.
-Por supuesto que lo harás, antes de lo que crees. Porque yo, estando en la luz, veo la oscuridad. ¿Y tú? ¿Puedes verla? Claro que no. Todo a tu alrededor es igual. Si buscas algo no puedes sumergirte por completo en ella, debes aprender a mirarla desde todos los ángulos, reconocerla, sabes lo que es; y entonces, sólo entonces, podrás bucear en sus entrañas.
-Tus palabras necias no me harán cambiar de opinión. Cierra la ventana y lárgate. ¡Déjame en paz! Vete con tu luz y tu luna y déjame solo. Es todo lo que quiero. Aquí, en esta habitación, sin nada más, estoy más acompañado que nunca.
-Te engañas a ti mismo.
-No, te engañas tú. Incompetente, traidor. Embaucador. Me tienes envidia, eso es todo lo que te pasa.
-No, todo lo que te pasa a ti es que no eres más que eso, un crío que aún no ha salido de brazos de mamá.
-No soy un crío, yo soy...
-Lo que digan tus palabras no cuenta. Lo que valen son tus acciones. Con eso lo dices todo, y por hoy hemos dicho bastante. Pero sólo por hoy...
Cristina
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